18 de mayo, 2021

Castro y necrópolis de La Polera, en Ubierna

Enrique del Rivero

Enrique del Rivero 18 de mayo, 2021 · 3 minutos

Al noreste del pueblo de Ubierna y sobre los altos riscos rocosos que perfilan el desfiladero del río Ubierna se localiza el castro de La Polera. Por su valor estratégico, su gran tamaño y, sobre todo, por su necrópolis, formada por un extenso campo de túmulos, está considerado como uno de los más importantes yacimientos de la Edad del Hierro de la provincia de Burgos.

 

Vigilando el desfiladero

El castro de La Polera se localiza a unos dos kilómetros de la actual localidad de Ubierna emplazado en lo más alto de una enorme plataforma caliza que se alza sobre una de las laderas del desfiladero abierto por el río Ubierna. El poblado prehistórico, defendido en parte por unos inaccesibles paredones rocosos, llegó a contar, en sus sectores más desprotegidos, con varios recintos amurallados dispuestos en terrazas.

Impactantes murallas

Estas ultimas fortificaciones, convertidas en alargados apilamientos de piedras, son los restos más visibles de un yacimiento que alcanzó su mayor grado de importancia hace unos 2.300 años, con la ocupación por el pueblo celtibérico de los Turmogos. Llama la atención el lienzo conservado de la imponente fortificación —con más de 5 metros de altura— que protegía el recinto del antiguo poblado de la Primera Edad del Hierro.

Necrópolis tumular

Pero, sin duda, el resto más significativo de este castro burgalés es la necrópolis encontrada en sus inmediaciones. Se han contabilizado más de cien túmulos —formados por estructuras circulares de bloques de piedra— con diámetros situados entre los 2 y los 5,5 metros. En muchas de las tumbas los arqueólogos han hallado su correspondiente ajuar funerario. El ajuar estaba compuesto por una urna cerámica de cuerpo bitroncocónico y pie alto y hueco, que contenía las cenizas del difunto y una serie de objetos metálicos procedentes de su impedimenta personal: cuchillos afalcatados con cachas de hueso, umbos de escudo, puntas de lanza, fíbulas y placas de cinturón.

Estela funeraria

La necrópolis tumular de Ubierna —los túmulos estaban señalados con estelas de piedra de las que se ha conservado un notable y decorado ejemplar— puede fecharse en la época de transición entre la Primera y la Segunda Edad del Hiero, en el transcurso de los siglos V y IV antes de Cristo. Los arqueólogos han diferenciado tres tipos de túmulos: los que aprovechan la roca natural sobre la que se levanta el enterramiento; los que presentan una estructura circular formada por grandes bloques de roca que resaltan el conjunto y los que además tienen un segundo círculo interior de piedras para proteger el hoyo con las cenizas y el ajuar.

Cómo llegar

Para visitar el castro de La Polera hay que dirigirse hacia Ubierna. Poco antes de llegar a esta localidad se localiza, a la derecha de la N-623, la ermita de Montes Claros. Junto a este templo con restos altomedievales y romanos parte un señalizado itinerario que, siguiendo una pista en buen estado, asciende hasta lo alto de la plataforma rocosa. Visibles señales e ilustrativos paneles permiten la localización de los más destacados elementos del castro: entrada, poblados, murallas, necrópolis, etc.

Subida a pie

Si se quiere ascender caminando la mejor opción es tomar desde el pueblo de Ubierna el antiguo camino —hay que cruzar con precaución la carretera N-623 justo después de la salida norte de un pequeño túnel— que sube al encuentro de una de las estratégicas entradas al castro. Desde este llamativo acceso ya se puede enlazar con la ruta señalizada. Hay que calcular unas dos horas y media para completar la interesante visita.