21 de mayo, 2021

Lerma, para sentirse como un duque

Enrique del Rivero

Enrique del Rivero 21 de mayo, 2021 · 5 minutos

La villa de Lerma tiene en su pasado importantes componentes de las épocas celtibérica, romana y medieval, pero es a partir de 1598, al convertirse Francisco Gómez de Sandoval y Rojas en valido de Felipe III y en primer duque de Lerma, cuando adquiere su mayor esplendor. Las reformas llevadas a cabo por este noble, que llego a ser el gobernante europeo más poderoso de su época, en los dos primeros decenios del siglo XVII, hicieron de la villa burgalesa el ejemplo antológico del urbanismo herreriano.

En el valle del Arlanza

Perfilada por las aguas del río Arlanza, Lerma, que fue capital de un alfoz altomedieval y recibió sus fueros del rey Alfonso VII, pasó por las manos de varios señores feudales hasta acabar bajo la jurisdicción de la familia de los Gómez de Sandoval y Rojas. En 1598, un miembro de esa familia, Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, fue nombrado primer valido por el rey Felipe III. Pocos meses después alcanzó el título de duque de Lerma. Estos dos hechos cambiaron para siempre la historia y la fisonomía de la localidad ribereña del Arlanza.

Un duque muy ambicioso

Entre 1600 y 1618, el poderoso duque de Lerma se empeñó en hacer de Lerma la segunda corte del reino. Para ello no escatimó gastos y contrató a los más prestigiosos arquitectos del momento: Francisco de Mora, Juan Gómez de Mora y fray Alberto de la Madre de Dios. Los tres, que seguían el imperante estilo herreriano de los Austrias, diseñaron un núcleo urbano que tenía sus ejes principales en el palacio Ducal, con la gran plaza abierta ante su fachada, y en la iglesia colegial de San Pedro.

Restos de la villa medieval

Para llevar a buen fin este ingente empeño urbanístico derribaron las murallas medievales, de las que sólo se conservó el arco de la Cárcel, y apenas mantuvieron en pie unos pocos restos del entramado existente. Los mejor preservados se concentran alrededor de los soportales de la antigua plaza de la Villa.

Villa conventual

El duque también se preocupó de los aspectos espirituales y sembró la villa de conventos para acoger a distintas comunidades religiosas, tanto masculinas como femeninas, de franciscanos, dominicos y carmelitas. Los seis —San Blas, Santa Clara, Santo Domingo, Madre de Dios, Santa Teresa y San Francisco de los Reyes— fueron edificados siguiendo las mismas pautas herrerianas que el resto del conjunto monumental.

Palacio Ducal

El palacio Ducal de Lerma fue erigido entre los años 1601 y 1617 sobre el emplazamiento del antiguo castillo medieval de la localidad. El sobrio y elegante edificio se construyó siguiendo los planos del arquitecto Francisco de Mora y fue el máximo exponente y el más fiel reflejo del poder y la influencia alcanzada por el duque de Lerma en su larga etapa como valido del rey Felipe III.

El mayor imperio de la historia

Francisco Gómez de Sandoval y Rojas fue nombrado valido por el rey Felipe III, a finales del año 1598. El duque de Lerma no fue un personaje cualquiera ya que a su indiscutible capacidad política unía dos grandes defectos: la avaricia y el nepotismo. Fue el gobernante europeo más poderoso e influyente de su época y en sus manos tuvo el control del más vasto imperio que han conocido los tiempos. Ese inmenso afán de grandeza que marcaba su personalidad fue el principal detonante para la construcción del palacio Ducal de Lerma.

Parador Nacional

Con diseño del prestigioso arquitecto Francisco de Mora, el gran edificio presenta una marcada planta rectangular, que se perfila en cada una de sus esquinas con una torre rematada por el airoso chapitel cubierto de plomo y pizarra, tan habitual en la arquitectura de los Austrias. La alargada fachada principal está articulada en tres cuerpos de vanos que custodian una adintelada portada de ingreso. En el interior del edificio destaca un patio central rodeado por una doble galería de arcos de medio punto, sostenidos por elegantes columnas con capiteles de orden dórico toscano y jónico. El refinado conjunto se ultima con una amplia escalera que permite el acceso a las más nobles dependencias palaciegas.

Espectacular plaza Ducal

Frente a la fachada del palacio se abre una plaza —una de las más grandes de España— concebida por el duque de Lerma como un gigantesco escenario para la celebración de los magnos espectáculos con los que obsequiaba al monarca y al resto de la corte en sus habituales estancias en la villa. A estas famosas manifestaciones barrocas —teatro de comedias, conciertos de música, corridas de toros y juegos de cañas— solían acudir artistas, músicos o escritores de la talla de Lope de Vega, Calderón de la Barca y Góngora.

Iglesia colegial de San Pedro

La colegiata de San Pedro se alza en el extremo occidental de la villa de Lerma y también forma parte del ambicioso proyecto urbanístico emprendido por Francisco Gómez de Sandoval y Rojas a comienzos del siglo XVII. Sus obras se iniciaron a partir de 1613, presenta planta de salón, con tres naves y girola, y en su interior guarda diversos tesoros artísticos.

Homenaje a José Zorrilla

Aunque se respetaron algunos elementos renacentistas y básicamente se mantuvo la planta de salón con tres naves, el añadido de una cabecera con girola, imitando los modelos catedralicios, contribuyó a que el edificio resultante cumpliera con creces las expectativas del noble y el prelado. A los pies de la colegiata se yergue una elevada torre, también de principios del siglo XVII, que está rematada con el característico chapitel de pizarra propio del estilo herreriano de los Austrias. Desde hace unos años una escultura recuerda al escritor José Zorrilla muy vinculado a Lerma en su juventud. Incluso parece que el autor de “Don Juan Tenorio” se enamoro por primera vez de una joven y bella lermeña.

Estatua orante

En el mismo presbiterio se localiza la joya de la colegiata: la estatua orante en bronce dorado del mencionado arzobispo de Sevilla, que fue ejecutada por Juan de Arfe y Lesmes Fernández del Moral siguiendo los modelos de Pompeyo Leoni. También merecen una reseña el órgano montado en 1616 por el maestro organero Diego Quijano y la mesa taraceada de estilo italiano, siglo XVII, con incrustaciones de nácar y piedras preciosas que se conserva en la sacristía.

CÓMO LLEGAR

Es muy fácil llegar hasta Lerma, situada al pie de la autovía A-1, Madrid-Irún. Para visitar la localidad lo mejor es olvidarse del coche y recorrer las empedradas calles que enlazan entre sí los principales monumentos. Tampoco está de más bajar hasta la orilla del Arlanza y disfrutar del incomparable perfil, erizado de pináculos de pizarra, de la villa.