Enrique del Rivero 20 de agosto, 2020 · 4 minutos
El Museo de Burgos es uno de los mejores en su género de España, pero tiene un problema de competencia en su propia ciudad. Es muy difícil luchar contra el tirón turístico de la Catedral, el MEH, Las Huelgas y la Cartuja de Miraflores. Aun así, es una visita imprescindible para los burgaleses que quieran profundizar en sus raíces y para cualquier viajero sensible que se acerque hasta la capital del Arlanzón.
Situado en el interior de los bellos palacios renacentistas de Miranda, Angulo y Melgosa, tiene un aire cuidado, moderno y rigurosamente didáctico que invita al agradable aprovechamiento de todos sus contenidos. En sus dos secciones, Prehistoria y Arqueología, y Bellas Artes, se exponen piezas de la categoría del lujoso frontal románico procedente de Silos, los hallazgos arqueológicos de la ciudad romana de Clunia y la espada Tizona del Cid.
El origen del Museo de Burgos hay que buscarlo a mediados del siglo XIX, en la época de las desamortizaciones liberales, cuando fue necesario dar protección al ingente patrimonio artístico que hasta ese momento se guardaba en los monasterios y conventos de las comunidades religiosas exclaustradas.
Aunque desaparecieron muchos tesoros artísticos, la labor realizada por las comisiones provinciales de Desamortización y Monumentos consiguió recoger, catalogar y exponer muchas y valiosas piezas. Antes de su actual emplazamiento, el museo provincial estuvo en el seminario de San Jerónimo, el convento de las Trinas y el arco de Santa María.
Desde 1955, el Museo de Burgos tiene su sede en la Casa de Miranda, que en la actualidad acoge las secciones de Prehistoria y Arqueología. En la vecina Casa de Íñigo Angulo se expone la sección de Bellas Artes y en la Casa Melgosa se está preparando una futura ampliación de las instalaciones.
Tras admirar el magnífico patio renacentista, en el que entre otras piezas está expuesto el mosaico romano de Cardeñajimeno, hay que ascender por una bella escalera, decorada con los típicos motivos platerescos, para entrar a las ocho salas, distribuidas en dos plantas, que componen las secciones de Prehistoria y Arqueología. En sus vitrinas se muestran piezas que abarcan desde el Paleolítico Inferior hasta el final del período visigodo. El Museo de Burgos es también el depositario legal de todos los descubrimientos, tanto líticos como de fósiles humanos, localizados en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, aunque en estos momentos se exponen en el cercano Museo de la Evolución Humana (MEH).
De la misma manera se pueden contemplar, entre otros muchos hallazgos de interés científico y cultural, los restos neolíticos y algunas maquetas de los dólmenes de la Lora y los ajuares de las necrópolis de Ubierna, Miraveche y Villanueva de Teba, pertenecientes a la Edad del Hierro. No hay que dejar de admirar las muestras de orfebrería celtibérica, entre las que sobresalen los dos torques de oro de Jaramillo Quemado.
Las salas dedicadas a la romanización de la provincia se centran en los diferentes restos —estatuas, téseras, monedas, monumentos funerarios, armas, herramientas, cerámicas…— encontrados principalmente en Clunia, Lara, Poza de la Sal y Sasamón. Destaca sobremanera la colección de estelas funerarias procedentes de Lara de los Infantes (quizá Nova Augusta), que está considerada como una de las mejores de toda la Hispania romana.
Los sarcófagos paleocristianos del taller de La Bureba y diferentes elementos visigodos aparecidos en Quintanilla de las Viñas son las muestras que finalizan el recorrido por el pasado más remoto de la provincia.
En la sección de Bellas Artes —sus nueve salas ocupan cuatro plantas y una entreplanta de la Casa de Íñigo Angulo—, están expuestas las más destacadas joyas del arte burgalés desde la Alta Edad Media hasta nuestros días. Entre las piezas de categoría excepcional destacan: un estuche califal de marfil y el frontal románico procedentes de Silos, la imagen esmaltada de la Virgen de las Batallas, venerada durante siglos en el monasterio de Arlanza y la más reciente adquisición: la famosa Tizona del Cid Campeador.
Desde retablos hispanoflamencos como el de la iglesia de San Pedro de Tejada, obra del Maestro de Oña, hasta las pinturas barrocas de Mateo Cerezo, el joven. Y desde maestros locales del siglo XIX, hasta las grandes figuras de la pintura contemporánea burgalesa: Vela Zanetti, Modesto Ciruelos y Luis Sáez.
Al Museo de Burgos se accede por la calle Miranda 13 (Burgos)
Telf.: 947 26 58 75
museo.burgos@jcyl.es
Entrada básica 1 euro
Para más detalles se pueden consultar aquí: www.museodeburgos.net