Enrique del Rivero 12 de mayo, 2025 · 2 minutos
Esta localidad burgalesa hace honor con creces a su apellido toponímico. El agua mana y rezuma en multitud de fuentes, surgencias y manantiales por los que brotan los acuíferos acumulados en los páramos circundantes. Y al final, en su empinado camino hacia el río Rudrón, dan forma a una sucesión de bellas y espectaculares cascadas.
Cascada de La Fuentona
Situada en las afueras del pueblo sus caudalosas aguas brotan de la surgencia de origen kárstico y se precipitan en una escalonada acumulación de toba cubierta de abundantes musgos y plantas acuáticas. En época de lluvias o deshielo el espectáculo natural es único con el líquido elemento saltando entre las gradas tobáceas creadas durante miles de años por la precipitación del disuelto carbonato cálcico. A 690 metros andando por un señalizado camino que sale de Tubilla del Agua.
Cascada de Las Pisas
El río Hornillo desciende impetuoso por la empinada ladera tobácea en la que se asientan los distintos y dispersos barrios de Tubilla del Agua. Y poco antes de desembocar en el Rudrón, el padre de todos los ríos de esta tierra, se conjura con unos cuantos elementos naturales para crear un paisaje de ensueño. Jugando con las escalonadas terrazas de toba, la roca sedimentaria que reina en el entorno, el agua se acelera con suma elegancia, escoltada por frondosos árboles y matorrales, para dar el salto final sobre una poza de atractivo color turquesa. Desde la plaza del pueblo solo nos separan 870 metros de suave descenso de esta autentica maravilla natural de la provincia de Burgos.
Cascada de Los Torcos
Dentro del mismo caserío y al lado de la N-623 se descubre el moderno mirador metálico que se alza sobre el curso del río Hornillo. Desde su atrevido balcón volado se contempla el vertical salto, con más de diez metros de altura, por el que se precipitan sus cristalinas aguas.
