20 de octubre, 2020

Dehesa centenaria de Monasterio de la Sierra

Enrique del Rivero

Enrique del Rivero 20 de octubre, 2020 · 4 minutos

En un recóndito lugar de la provincia burgalesa y a los pies de las estribaciones meridionales de la Sierra de Neila se localiza uno de los pueblos más aislados de Burgos: Monasterio de la Sierra. En sus inmediaciones se conserva la mejor y más extensa dehesa de roble albar de toda la península Ibérica. El otoño es, sin duda, el mejor momento para visitar este enclave forestal único y realmente encantado.

La calle mayor de Monasterio de la Sierra, a la que se asoman las típicas casas serranas de piedra, permite enlazar con la pista que conduce a su dehesa boyal. En el primer cruce es preciso seguir el camino más antiguo que, por la derecha, desciende hacia el río Valladares. Enseguida comienzan a verse los grandes robles que forman la dehesa comunal del pueblo. Este espectacular bosque caducifolio, de más de 700 hectáreas de extensión, está formado principalmente por una peculiar especie de roble: el albar.

Paraíso para el roble albar

Su singularidad radica en ser el roble (Quercus petraea) mejor adaptado a las condiciones de clima y suelo que reinan en las zonas montanas. Presenta un período vegetativo un poco más largo que su pariente más próximo, el roble común o Carballo (Quercus robur), una menor exigencia de calor estival y una gran tolerancia a los suelos poco profundos y pedregosos. También este bosque que tapiza los profundos valles excavados por el río Valladares y sus afluentes puede considerarse como uno de los mejor conservados de todo el sur de Europa: desde luego es la masa más extensa de roble albar en el límite meridional de distribución de la especie en la península Ibérica.

El roble de Fuente Umbría

Entre los miles de árboles que conforman esta masa forestal caducifolia sobresalen una serie de ejemplares que, por su porte, belleza, estructura y, sobretodo, edad —algunos superan los 600 años de vida— alcanzan la categoría de árboles singulares. En la zona de Fuente Umbría se mantiene en pie un roble excepcional: más de seis metros de perímetro, veinte metros de altura y unos quinientos años de vida.

Sobre musgosas rocas

Otra peculiaridad que hace único a este bosque es que en varias zonas estos robles vegetan en un terreno cubierto por grandes y pequeñas rocas, tapizadas de musgo, que fueron arrancadas por los glaciares que cubrían las cumbres de la cercana Sierra de Neila y con el tiempo arrastradas hasta el fondo de los valles debido a las lluvias torrenciales.

Fauna nemoral

Aunque hay que tener bastante suerte, el silencio y la calma que reinan en el robledal favorecen la observación de la variada fauna que encuentra refugio en su interior. Desde pequeños mamíferos como ardillas, garduñas, gatos monteses y lirones caretos, hasta corzos, ciervos y jabalíes, pasando por aves como el carbonero palustre, agateador común, arrendajo, paloma torcaz, azor, gavilán, halcón abejero, búho chico y águila culebrera. Tampoco es rara la presencia del lobo ibérico.

Agradable paseo por el bosque

La visita a la dehesa de Monasterio de la Sierra es una agradable ruta otoñal. Después de atravesar el pueblo por la calle Mayor hay que seguir la pista forestal que se interna en el bosque. Enseguida se alcanza un cruce a la derecha que desciende hacia el río Valladares.
Tras cruzar el puente que salva las cristalinas aguas de este afluente del cercano Arlanza y por el primer camino a la izquierda se alcanzan Los Hundidos y su espectacular conjunto de robles centenarios que crecen sobre una caótica acumulación de rocas cubiertas de musgo.
Los ejemplares de más porte, en especial el varias veces centenario roble de Fuente Umbría —en los últimos años está sufriendo el inexorable paso del tiempo—, son fáciles de distinguir entre sus congéneres más jóvenes.
Para proseguir el recorrido se debe regresar hasta el primer cruce y, sin entrar al pueblo, continuar por la pista que asciende hasta el Cargaduelo. El camino que parte en el tercer cruce a la derecha, reconocible por estar ubicado en una pronunciada curva, nos permitirá acceder hasta una zona en la que, también sobre un caos de rocas con musgo, crecen los árboles más altos del bosque.
Justo cuando el bosque comienza a aclararse es momento de emprender el regreso de nuevo hasta Monasterio de la Sierra.

DATOS PRÁCTICOS

Características

Época recomendable: Otoño y en concreto a finales del mes de octubre.
Dificultad: Baja.
Distancia y tiempo: 7 kilómetros y tres horas.
Interés: Extenso bosque de robles centenarios.
Más información: www.sierradelademanda.com

Cómo llegar

Hay que salir de Burgos por la A-1 con dirección a Madrid y a la altura de Sarracín desviarse por la carretera de Soria. A la entrada de Salas de los Infantes es preciso tomar la BU-825 con dirección a Barbadillo del Pez. Al poco de pasar la localidad de Castrovido hay que volver a desviarse por la carretera local que, tras nueve kilómetros, finaliza en Monasterio de la Sierra.