Enrique del Rivero 5 de agosto, 2020 · 3 minutos
Nada mejor para combatir el calor durante la canícula veraniega, por suerte en Burgos refresca casi todas las noches, que darse un chapuzón en un bello y exclusivo enclave natural: Fuente Azul, en el río Arlanza cerca de Hortigüela.
Aguas abajo del histórico monasterio benedictino, en un recodo de los apretados meandros dibujados por el río Arlanza en el Paisaje Protegido de los Sabinares del Arlanza y La Yecla, se esconde el paraje de Fuente Azul o Fuente de las Mozas.
A la altura del elevado paredón rocoso en donde mana Fuente Azul, las aguas del Arlanza se remansan en una idílica poza rodeada de vegetación de ribera. Una playita de suaves cantos rodados permite el cómodo acceso a una tranquila zona de baño.
Extremando las precauciones —es una zona de baño no regulada—, con respeto a los demás bañistas, sin hacer ruido, teniendo cuidado con las mascotas y sin dejar rastro material de nuestra presencia, conseguiremos disfrutar de una jornada inolvidable.
Las cristalinas y frías aguas de Fuente Azul vierten al Arlanza por una pequeña grieta vertical abierta en la base de un cantil calizo que cae a plomo sobe el río. Se trata de una surgencia vauclusiana con un pozo de 135 metros de profundidad.
Desde hace unas décadas varios grupos de espeleobuceadores se han retado en la exploración de Fuente Azul. Una arriesgada actividad que incluso ocasionó la muerte de uno de ellos: el recordado Alfonso Antxia. De momento se han recorrido 580 metros.
Hace unos 40.000 años, este mismo lugar era frecuentado por un grupo de neandertales que se dedicaban a cazar y pescar durante los cortos veranos. Sobre todo, capturaban castores y nutrias para curtir sus pieles en la cercana cueva de la Ermita.
Fuente Azul es conocida como Fuente de las Mozas por el manantial que recuerda una leyenda de Fernán González. El conde disfrazó de mujer a sus soldados para poder capturar a los sarracenos que venían a cobrarse el humillante tributo de las cien doncellas
Hay que ser muy respetuosos con la valiosa fauna y flora del lugar. Al levantar la vista seguro que veremos volar buitres leonados, alimoches y aviones roqueros. Y si madrugamos un poco hasta nos puede sorprender en el río alguna juguetona nutria.
Por la carretera, BU-905, entre Hortigüela y Covarrubias. Desde Hortigüela hay que cruzar el primer puente sobre el Arlanza y desviarse por el primer camino a la derecha. Desde Covarrubias también después del primer puente y el mismo camino a la izquierda.