Enrique del Rivero 28 de septiembre, 2020 · 3 minutos
Justo debajo de los crestones rocosos que rematan la Sierra de la Tesla, a un paso del curso del río Ebro, en pleno Valle de Valdivielso, y en las inmediaciones de Puente Arenas se localiza la iglesia de San Pedro de Tejada. Considerado como uno de los ejemplos mejor conservados y más interesantes de todo el arte románico español su fecha de construcción hay que situarla durante la primera mitad del siglo XII.
Del primitivo monasterio de San Pedro de Tejada —fundado en el año 850 y que, con posterioridad, siglo XI, pasó a depender del cercano y poderoso monasterio de San Salvador de Oña— sólo ha llegado hasta nuestros días su iglesia, edificada en el más puro estilo románico.
Su estructura armónica y sólida responde a las características típicas del románico burgalés: una sola nave, ábside semicircular y torre de dos cuerpos sobre la cúpula. Tanto en su portada como en sus numerosas ventanas, capiteles y canecillos se concentra una abundante y representativa escultura.
Bajo el hastial y protegida por un tejaroz —sostenido por ocho curiosos modillones que representan a los Evangelistas alados y a los animales del Tetramorfos— se abre la entrada del templo. Consta de una puerta estrecha y alargada, enmarcada por cuatro finas columnas y por una serie de arquivoltas de medio punto, decoradas con billetes, sogueados, bolas y rosetones.
La iconografía de la portada se completa con varios relieves que destacan por su sencillez y elegancia: los dos frisos de los Apóstoles acompañando la Ascensión, la escena central de la Ultima Cena y una más enérgica y vibrante representación de la lucha entre un león y un hombre. También los canecillos que sustentan las cornisas del ábside y las fachadas poseen un variado repertorio iconográfico, en el que sobresalen los temas lúdicos y eróticos.
El interior de San Pedro de Tejada es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón y arcos fajones. El tramo sobre el que descansa la torre aparece rematado por una cuidada cúpula semiesférica que descansa sobre trompas. Por último, la iglesia se remata con un ábside semicircular recorrido por una serie de arcos ciegos. Mención aparte merecen los seis capiteles, con restos de policromía y labrados por la mano de un gran maestro, que decoran los grandes arcos perpiaños del templo.
Otra de las joyas artísticas con las que contaba la iglesia es el retablo de tablas, dedicado a San Pedro, que fue pintado entre 1503 y 1506 por fray Alonso de Zamora, más conocido como el Maestro de Oña. Para admirar esta maravilla hay que visitar el Museo de Burgos.
La iglesia de San Pedro de Tejada es de propiedad privada. Para su visita hay que llamar con dos días de antelación al siguiente número de teléfono: 947 303 200. El horario es todos los días, excepto lunes, de 11.00 h. a 14.00 h. La entrada cuesta 2 € y los miércoles la visita es gratuita.
Para llegar hasta el Valle de Valdivielso, situado en el límite meridional de Las Merindades, hay que salir de la ciudad de Burgos con dirección a Santander y a la altura de Sotopalacios desviarse por la C–629. En Valdenoceda es necesario desviarse por la N-232 que se interna en el Valle de Valdivielso. Enseguida se localiza el cruce que conduce a Puente Arenas. Del caserío de este pueblo parte un camino de cemento que, en aproximadamente un kilómetro, desemboca junto al monumento.