Enrique del Rivero 3 de enero, 2021 · 2 minutos
Coruña del Conde, además de ser la heredera directa de la Clunia romana y haber sido un disputado bastión altomedieval, conserva un rico y variado conjunto patrimonial en el que destaca la ermita del Santo Cristo que, con su primitivo ábside cuadrado, es uno de los edificios de mayor singularidad del románico burgalés
En las afueras de la población y a la vista de su castillo se levanta la ermita románica del Santo Cristo. Consta de una única y alargada nave en cuyo muro meridional se abre una resaltada portada de sencillas y poco decoradas arquivoltas. Adosado a la cabecera de la nave se descubre el elemento con mayor singularidad e importancia artística del templo: su ábside de planta cuadrada.
De aspecto primitivo y difícil datación, algunos expertos se inclinan por asignarle una cronología a caballo entre los siglos XI y XII. Para otros investigadores podría ser anterior y estar emparentado con las fases más tempranas del románico de la primitiva catedral de Burgos o de los monasterios de San Pedro de Arlanza y Santo Domingo de Silos. También hay quien cree que, aunque muy modificado, habría formado parte de una iglesia prerrománica más antigua.
La decoración exterior del ábside —en su fábrica se han reutilizado muchos materiales romanos procedentes de Clunia— se organiza mediante una serie de arcos ciegos, ligeramente peraltados, distribuidos en sus tres muros. Mientras que el muro oriental presenta tres arcadas con aristas boceladas que se apoyan en alargados capiteles y altos fustes; los de las fachadas laterales, sólo muestran dos arcos de aristas vivas y más simple decoración.
Tras salir de Burgos por la A-1 con dirección a Madrid, hay que buscar, nada más pasar por Gumiel de Izán, la desviación que enfila hacia Villanueva de Gumiel y Quemada. En esta última localidad se debe tomar la C-111 y después de pasar por Zazuar, Peñaranda de Duero y Arandilla alcanzar Coruña del Conde. La ermita del Santo Cristo se levanta a la entrada de la localidad.