Enrique del Rivero 2 de octubre, 2020 · 3 minutos
En las tierras más occidentales de la comarca del Tozo, a un tiro de piedra de las riberas del río Úrbel y arropado por una serie de elevaciones calizas pertenecientes al Geoparque de Las Loras se descubre el pueblo de Úrbel del Castillo. Su bien conservado caserío aparece presidido por la silueta de un desafiante castillo que se alza en la cima de un espectacular promontorio rocoso.
Los pliegues calizos que marcan el límite de la fértil vega creada por el joven Úrbel —un río con misterioso nombre de origen prerromano y que tiene su nacimiento en el cercano pueblo de Fuente Úrbel— sirven de emplazamiento a Úrbel del Castillo.
El caserío de esta localidad, en la que predominan las casas de piedra con pocos vanos, está rematado por el elevado peñasco sobre el que se alza su castillo. El pueblo de Úrbel, que ya aparece citado en antiguos documentos del siglo X, quedó situado en la línea fronteriza entre los reinos de Navarra y Castilla y su fortaleza pudo ser levantada como vigía militar de su disputado límite territorial.
En el año 1054, el castillo fue conquistado definitivamente para Castilla por el padre de Rodrigo Díaz de Vivar, Diego Laínez. También desde esta atalaya fortificada se llegó a controlar la cañada por la que acudían, a los jugosos pastos de las zonas altas del Úrbel y el Tozo, los rebaños de ovejas del Honrado Concejo de La Mesta.
La casi inaccesible fortaleza consta de una torre de planta pentagonal alargada que recuerda la forma de un diamante. Sus muros, rematados aún por unas cuantas almenas adornadas por vistosos adornos piramidales, están perfectamente adaptados al reducido espacio existente en la cima sobre la que se asienta. Una puerta de acceso —de la que fueron desmontados los sillares que le daban forma—, dos arcos apuntados que iluminaban el desparecido piso superior de la torre, y unas pocas saeteras son los escasos vanos con los que contaba el castillo.
La zona más practicable de la roca se encuentra reforzada por un pequeño antemural. En esta terraza, posiblemente el patio de armas, se localizan los restos de un aljibe —del que se abastecían de agua los habitantes de la fortaleza—, y de una empinada escalera que pudo ser el acceso principal al castillo. Los restos que se han conservado son de estilo gótico y fueron levantados por la familia de los Zúñiga, entre finales del siglo XIV y principios del XV.
Para subir hasta la fortaleza se debe localizar el sendero que parte justo en el lugar donde confluyen la travesía Real y la calle de San Esteban y no muy lejos de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Candelas. La subida es un poco empinada pero el esfuerzo merece la pena. En el tramo final rocoso hay que extremar las precauciones.
En Burgos hay que tomar la A-73 con dirección a Aguilar de Campoo. Poco antes de Ubierna se convierte otra vez en la carretera N-627. Tras pasar muy cerca de Montorio y después de cruzar Quintana del Pino, ya se distingue en la lejanía la silueta del castillo. Úrbel del Castillo se encuentra a 40 kilómetros de Burgos.