Enrique del Rivero 1 de octubre, 2021 · 3 minutos
En lo alto del cerro que preside la localidad de Carcedo de Bureba y a la vista de todos los que transitan por sus inmediaciones se alza la iglesia de Santa Eulalia. Su bien conservada fábrica nos habla de un templo de finales del siglo XII con una estructura frecuente en el románico rural burgalés: nave única con presbiterio recto, ábside semicircular y espadaña a los pies. Tiene algunos añadidos de estilo gótico.
Está claro que los vecinos de Carcedo de Bureba querían que todos los transeúntes que pasaban por el frecuentado camino real que unía la ciudad de Burgos con Poza de la Sal viesen su coqueta iglesia. Y además eran conscientes que desde el templo se dominaban unas buenas panorámicas de la comarca y, sobre todo, del trajín comercial que generaba el acarreo de la sal producida en la cercana villa salinera.
La iglesia de Santa Eulalia de Carcedo de Bureba comparte la mayoría de los elementos arquitectónicos y decorativos del grupo románico burebano. La explicación a esta unidad estilística es la cercanía del monasterio de San Salvador de Oña. A lo largo del siglo XII desde los talleres de este famoso cenobio benedictino —uno de los más importantes del norte de Castilla— irradió un marcado estilo románico que se extendió por la mayoría de los pueblos de La Bureba y otras comarcas de la actual provincia de Burgos.
Como es habitual la cabecera de la iglesia se remata con un ábside semicircular. Lo que ya no es tan frecuente, por eso llama la atención, es el empleo de sillares de dos colores. La intencionada alternancia de unos bien labrados bloques de arenisca rojiza con otros más claros le otorgan cierto toque exótico. El tambor se divide en tres paños mediante dos columnas entregas, rematadas con capiteles vegetales, y que llegan hasta una cornisa adornada con canecillos lisos y de pequeños rollos.
En el paño central del ábside se abre una original ventana abocinada y con aspillera, hoy cegada, para iluminar el interior. El vano consta de una arquivolta de medio punto con bocel y mediacaña con 30 bolas. Sus dovelas también presentan una bicromía que quizá se pudo inspirar en el claustro de aires borgoñeses del monasterio de San Pedro de Cardeña. Los capiteles de las dos columnas de la ventana están trabajados en una piedra diferente y se decoran con dos arpías afrontadas y un mascarón con fondo vegetal.
Orientada al norte, algo poco frecuente en este tipo de iglesias rurales, presenta un tímpano sin decoración enmarcado por dos mochetas, dos arquivoltas y un guardapolvo decorado con billetes. El conjunto está sostenido por cuatro columnas con sus respectivos capiteles. Los de la derecha, los de mejor labra, se decoran con un original tema vegetal y una composición acorazonada perfilada por dos aves de largos cuellos. A la izquierda de la portada se repite el esquema con el capitel del interior decorado con largas hojas trepanadas, y el del exterior, también con exóticas aves, pero esta vez con dos parejas superpuestas.
También en el muro septentrional de la iglesia d Carcedo de Bureba se abre una ventana en la que llama la atención un tímpano decorado con primorosas labores de cestería y reticulados. El trabajo, enmarcado por sendas molduras de sogueados y zigzags está labrado en un elegido sillar de dorada roca amarillenta.
El interior del templo —articulado en tres tramos y presbiterio cubiertos con bóveda de cañón, y ábside con la clásica de bóveda de horno—, no se puede visitar por su delicado estado de conservación. Se encuentra a la espera de una completa restauración.
Carcedo de Bureba se encuentra en la carretera Bu-V-5021 entre Burgos y Poza de la Sal