Enrique del Rivero 16 de enero, 2022 · 3 minutos
El elemento más destacado de la iglesia de San Pedro, en Castrillo Solarana, es su original cabecera con remate semicircular, que muestra un exterior recorrido por una doble arquería ciega formada por arcos apuntados en el cuerpo inferior y trilobulados en el superior. Fechada a principios del XIII, puede considerarse como una de las más llamativas del arte tardorrománico castellano.
El pueblo se recoge bajo un modesto cerro, horadado por multitud de bodegas tradicionales, sobre el que se alza la iglesia parroquial de San Pedro. En sus comienzos la fábrica principal del templo era románica, pero con el paso de los siglos se fueron sustituyendo o incorporando distintos elementos. Así sucedió con las cubiertas de las tres naves, que fueron replanteadas de nuevo a finales del siglo XV, y con la maciza y elevada torre renacentista, levantada en pleno siglo XVI.
Pero el resto más vistoso y conocido de la iglesia de Castrillo Solarana sigue siendo su ábside tardorrománico. Es de grandes dimensiones y su planta consta de un cuerpo recto y el clásico remate semicircular. Mientras el tramo recto, que se corresponde con el presbiterio, está dividido en dos paños por medio de contrafuertes rematado en inclinado tejadillo, el ábside muestra tres separados por iguales contrafuertes.
Su exterior presenta una cuidada decoración que se articula en dos elegantes arcadas ciegas superpuestas que recorren los dos tercios inferiores de los altos muros. Los arcos de la cenefa inferior muestran un perfil ojival apuntado y descansan sobre columnas de fuste monolítico, que en algunos casos se embellecen con una moldura de dientes de sierra. El cuerpo superior también está recorrido por diecisiete arcadas, pero más esbeltas y de forma trilobulada.
Ábside sobre elevado
Un elemento que llama mucho la atención es el cuerpo superior del ábside semicircular que fue elevado en el siglo XVI e hizo desaparecer la cornisa original románica con sus respectivos y habituales canecillos. Como el resto de la fábrica románica conservada sus muros están levantados con buena piedra de sillería de aparejo isódomo y muy bien escuadrados.
Los canteros del taller que trabajó en Castrillo Solarana entre finales del siglo XII y las primeras décadas de la siguiente centuria, primaron los elementos arquitectónicos sobre los escultóricos que se limitaban, salvo una representación de aves, a motivos vegetales o meramente geométricos. El resultado final es una obra llena de volumétricos claroscuros y en la que brilla con personalidad una conseguida simetría.
Hay que salir de Burgos por la A-1 con dirección a Madrid y abandonar la autovía a la altura de Lerma. Allí se debe buscar la carretera provincial que enfila hacia Santo Domingo de Silos y que alcanza sin problemas Castrillo Solarana, un pueblo que guarda memoria de la intensa tradición vinícola del Arlanza en las 150 bodegas y diez lagares de sus alrededores.