Enrique del Rivero 16 de marzo, 2022 · 4 minutos
Aunque cualquier época es buena, la sierra de Neila es uno de los entornos burgaleses que más luce bajo la nieve. El manto blanco cubre de belleza los pinares, los cortados de los circos rocosos y las distintas lagunas glaciares que salpican este espacio natural protegido. Un recorrido inolvidable y no muy complicado para los amantes de la naturaleza en estado puro.
La sierra de Neila es un pequeño conjunto montañoso, situado en el extremo sureste de la provincia de Burgos, que se levanta entre los altivos picos de Urbión y la extensa sierra de la Demanda. Su accidentada orografía de crestas y cantiles jurásicos, cubierta en su mayor parte por centenarios bosques de pino albar, aparece presidida por un espectacular rosario de lagunas de origen glaciar que se desgranan a los pies de los 2.049 metros del Campiña.
Cuando la nieve cubre el paisaje y obliga a cerrar la carretera de acceso a las lagunas, la ruta comienza en el aparcamiento del puerto del Collado. Caminando por la nieve —aunque no son imprescindibles ayudan unas raquetas— que cubre la pista se asciende hasta la laguna de la Cascada. Es la de más baja cota, 1.690 metros, de todo el conjunto lagunar de Neila y uno de los rincones más bellos y espectaculares de la amplia naturaleza burgalesa.
Su origen, como el de todas las demás, hay que buscarlo en la erosión glaciar que sufrieron estas montañas durante la última glaciación: la Würm. Hace poco más de 10.000 años las grandes masas de hielo, los glaciares, que cubrían casi todas las cumbres del Sistema Ibérico, dejaron a su paso, sobre las duras rocas jurásicas –conglomerados, areniscas y ortocuarzitas– que forman la sierra de Neila, las típicas huellas de la acción del glaciarismo cuaternario: circos, lenguas incipientes y depósitos morrénicos. Al retirarse los hielos se formaron las lagunas.
Desde el refugio de la laguna de la Cascada parte una estrecha y empinada vereda que asciende hacia la cima del escarpado circo que rodea la laguna de la Cascada. El sendero serpentea por un espeso bosque de pino albar y permite acceder hasta la misma base de las cascadas que dan nombre a la laguna. En invierno es el escenario ideal para los amantes del la escalda en hielo.
Con un pequeño esfuerzo, es la última subida del recorrido, se alcanza la loma que separa las cuencas hidrográficas del Ebro y el Duero —salvo la de la Tejera las lagunas de Neila vierten sus aguas al Mediterráneo— y que sin dificultad nos permite alcanzar el borde del circo de la laguna Negra.
Al ganar altura veremos en todo su esplendor las lagunas Negra, Larga y Corta presididas por el gran circo glaciar del Campiña. Muy pronto y con facilidad se alcanza, tras caminar en paralelo al borde rocoso, la cima del Campiña. Con sus 2.049 metros esta montaña, llamada por los lugareños Mojón Muelle, es la más elevada de la sierra de Neila y desde su cumbre se domina en toda su amplitud la escalonada serie de circos, arcos morrénicos y pequeñas lagunas que se formaron al retirarse los hielos. También es posible contemplar todos los perfiles de las cumbres de la Demanda, Urbión, Cameros y Cebollera. En invierno, si el día está claro, se llegan a divisar los Picos de Europa, el Sistema Central y, aunque parezca sorprendente, los Pirineos.
La ruta prosigue bordeando el perímetro del circo glaciar de la laguna Negra hasta alcanzar la loma divisoria con los cortados rocosos que protegen las lagunas de las Pardillas y de los Patos. Desde este lugar solo queda iniciar el marcado descenso hasta la pista de acceso a la laguna Negra y continuar hacia el punto de inicio en el puerto del Collado.
Para llegar a la sierra de Neila lo mejor es salir de Burgos por la autovía de Madrid. En Sarracín hay que desviarse por la carretera de Soria y alcanzar Salas de los Infantes. Allí es preciso tomar la carretera que por Quintanar de la Sierra conduce hasta Neila. A medio camino se localiza el aparcamiento del puerto del Collado.
En total hay que calcular unos 14 kilómetros y siete horas de marcha contando paradas para comer y admirar el espectacular paisaje. Hay que llevar un buen cazado de montaña, bastones de senderismo, polainas para la nieve, ropa adecuada, comida y bebida, protección solar y gafas de sol. Nunca se debe emprender esta ruta en solitario y hay evitar los días con niebla o muy mal tiempo.