Enrique del Rivero 15 de julio, 2020 · 5 minutos
Burgos es tan sorprendente y tiene tantos rincones únicos que muchas veces los viajeros se van a sentir teletransportados a otros y lejanos lugares. Hemos seleccionado ocho de ellos, pero hay muchos más en los que podrás descubrir que el turismo de proximidad no solo es visitar el pueblo de los abuelos, sino que es una completa y realizadora actividad que te permitirá sentir que estás viviendo el viaje de tus sueños. Y, además, ya sabes, dudar es de sabios; así que decídete a dejar volar la imaginación y vente a ‘Burgos, sin ir más lejos’.
No, no estamos en las praderas norteamericanas o en el polaco bosque de Bialowieski, nos encontramos en la dehesa de robles de Salgüero de Juarros a medio camino entre las sierras de la Demanda y Atapuerca. Y sí, los bisontes europeos, los caballos de Przewalski, los uros y los tarpanes que podemos contemplar son de carne y hueso y forman parte de la iniciativa privada Paleolítico Vivo. Un atractivo e interesante proyecto de conservación de la naturaleza y protección de algunas de las especies de animales que vivieron en la zona hace 10.000 años. Tampoco es casual su proximidad a los Yacimientos de Atapuerca, ya que los visitantes podrán experimentar una inmersión total en la prehistoria. www.paleoliticovivo.org
Aunque siempre es bueno buscar referencias, las cerca de 100 cuevas artificiales localizadas en las inmediaciones de Laño, en el Condado de Treviño, no tienen nada que envidiar a las de la Capadocia turca. El burgalés es uno de los más notables conjuntos de eremitorios, iglesias y necrópolis excavados en la roca de toda la península Ibérica. El escenario es perfecto y el argumento tiene todos los ingredientes necesarios para una sugestiva historia protagonizada por unos cuantos eremitas visigodos seguidores del cismático obispo Prisciliano, condenado por hereje al defender la austeridad y la pobreza de la Iglesia. Es un lugar único e imprescindible.
Los amantes de la escalada en hielo tienen pocas opciones para practicar su adrenalínica afición. O se van hasta Islandia o el Pirineo francés, o se vienen hasta la Sierra de Neila. Este pequeño macizo montañoso de accidentada orografía destaca por un espectacular rosario de lagunas de origen glaciar, entre las que sobresale, por su fama y belleza, la Laguna Negra. Pero la protagonista de estas líneas es la conocida como Laguna de la Cascada que cuenta con un llamativo circo rocoso por el que se precipitan unos cuantos saltos de agua. Cuando llega el frío del invierno burgalés las cascadas se congelan y se convierten en un inusual escenario deportivo.
Todas las primaveras se celebra en Japón el Hanami, la secular tradición de contemplar la floración de los árboles, en especial la de los cerezos, que en la tierra del sol naciente denominan Sakura. Pero no hace falta irse tan lejos ya que el burgalés valle de Las Caderechas se cubre todos los años —a mediados del mes de abril y coincidiendo muchas veces con la Semana Santa— con el espectacular manto blanco de sus miles de cerezos en flor. Y como las flores no se comen no queda otra que esperar a los meses de julio y agosto, por algo son las cerezas más tardías y mejores de Europa, para disfrutar de una verdadera delicatesen de la naturaleza. www.caderechas.com
Sí, a primera vista parece que estemos en lo más profundo de la selva amazónica, pero en realidad nos encontramos en pleno Valle de Angulo, dentro de la comarca de Las Merindades. Lo que vemos es la cascada de Peñaladros, por la que se precipita el río San Miguel en una caída de más de treinta metros de altura. A los pies de los desafiantes escarpes rocosos de Sierra Salvada y protegida por una frondosa masa forestal en la que se disputan la primacía hayas, robles, tilos, alisos y avellanos la cascada de Peñaladros es uno de los enclaves naturales más significados del norteño Valle de Mena. Se accede con facilidad desde la pequeña localidad de Cozuela.
En este caso podríamos decir que sí, que estamos en pleno Oeste americano, ya que la magia del cine es capaz de obrar los más increíbles milagros. Y el recuperado cementerio de Sad Hill, legendario escenario de la película de Sergio Leone ‘El bueno, el feo y el malo’ es capaz de llevarnos con facilidad a las lejanas tierras de Nuevo México. El lugar se ha convertido, gracias a una asociación cultural y al documental ‘Desenterrando Sad Hill’, en un visitado icono para los amantes del género. Situado a los pies de las Peñas de Carazo y cerca de Santo Domingo de Silos, forma parte de una ruta que recorre las demás localizaciones de la película protagonizada por Clint Eastwood. Durante la visita es obligatorio ir escuchando la banda sonora del genial Ennio Morricone. www.acsadhill.es
La verdad es que resulta increíble enterarse de que en Burgos se encuentra uno de los mejores lugares del mundo para practicar KiteSurf en la modalidad SoptFlat. En román paladino: tablacometa en aguas planas. Esta atractiva actividad deportiva que nació en las islas Hawái consiste en montarse sobre una tabla de surf y dejarse llevar por una cometa impulsada por el viento. Y en las orillas del embalse del Ebro o de Arija se dan las más favorables circunstancias dentro de la Europa continental: una extensa y poco profunda lámina de agua y, sobre todo, un constante viento del norte —fresquito, eso sí— que sopla con intensidad muchos meses del año. A la zona habilitada para su práctica se accede desde Cabañas de Virtus.
Hay gente que tiene predisposición natural por los minimalistas paisajes desérticos. Y no hace falta que se desplacen muy lejos ya que en el burebano Valle de las Navas, conocido como la Arizona burgalesa, se localiza un territorio en el que predomina un carácter estepario de fantasiosa apariencia y variadas tonalidades. Modelado por la erosión en los blandos materiales terciarios y cuaternarios, en la zona se suceden los conglomerados calcáreos, las arcillas rojas, las areniscas amarillentas, las margas blancas y grises, las calizas y las arenas del Mioceno Inferior. Este desierto burgalés, que no lo es tanto ya que es el hábitat ideal para muchas especies de aves esteparias y rapaces como el águila real, tiene su acceso principal desde Tobes y Rahedo.