7 de enero, 2022

La casona de los inquisidores de Revillagodos

Enrique del Rivero

Enrique del Rivero 7 de enero, 2022 · 3 minutos

En una de las terrazas que presiden el valle del río Oca y a un paso del trazado del antiguo Camino Real de Francia se localiza el burebano pueblo de Revillagodos. En sus afueras se alza la casona de los Juez Sarmiento, familia de inquisidores y beneficiarios, que luce en su fachada por uno de los más bellos escudos barrocos de la provincia de Burgos.

Familiares y comisarios de la Inquisición

La casona-palacio de Revillagodos perteneció a Juan Juez Sarmiento y su esposa Catalina de Quintana que se asentaron en esta localidad de La Bureba en la primera mitad del siglo XVII. El hidalgo patriarca era familiar de la Inquisición —los temibles informantes que vigilaban y delataban a sus vecinos ante los tribunales del Santo Oficio— y tuvo tres hijos. El segundo fue el licenciado Martín Juez Sarmiento que acabó siendo el primer cura beneficiado de esta familia en Revillagodos. También ejerció como comisario de la Inquisición —ministro o delegado de sus siniestros tribunales— en la localidad durante distintas etapas de su larga carrera eclesiástica: 1665-1719.

Distinguida casa-palacio

Edificada con bien labrados sillares de dorada piedra caliza, la casona de Revillagodos tiene planta rectangular con tres pisos. Una imposta lisa recorre la fachada marcando la separación horizontal entre la planta baja, para los servidores, las cocinas y los establos, y los dos nobles pisos superiores en los que vivían los acomodados propietarios. La estudiada simetría de la fachada centra su diseño en el eje vertical creado por la puerta principal, un balcón con baranda metálica y, como remate, el enorme escudo familiar.

Lujoso escudo nobiliario

Un resalte de la cornisa que recorre toda la fachada del edificio protege el lujoso escudo de los Juez Sarmiento. De gran tamaño, unos dos metros y medio por cada lado, y de marcada factura barroca su cuidada labra nos habla de la mano de un experto escultor. De indudable estilo barroco, el blasón, timbrado por un casco con penachos, bajo el que se esconde un angelote, está sostenido por las garras de dos fieros leones rampantes que parecen burlarse de los espectadores con sus largas lenguas metálicas.

Sirenas, tritones y amorcillos

En las esquinas superiores del escudo sendos amorcillos que cabalgan sobre sirenas sujetan los extremos de un cordón que se pierde entre una tupida filigrana de lambrequines, rollos y frutos. En las esquinas inferiores dos barbados tritones, sobre cuyas cabezas apoyan sus garras traseras los leones rampantes, portan en sus manos las armas de los Juez y los Sarmiento.

Lema con mensaje

Lo más probable es que fuera el citado sacerdote Martín Juez Sarmiento el responsable del diseño del escudo familiar. Además de colocar en los campos del blasón las armas de sus apellidos —tres bandas para Juez y trece roles de oro para Sarmiento—, dictó el lema que se puede leer en la bordura: “Si obedieres Deo, angelis, svis mandavit, de te” (Si obedecieras a Dios, te encomendaría a sus ángeles)

Cómo llegar

Desde Burgos lo mejor es seguir la N-I con dirección a Irún y estar atentos a la señalizada salida que desde una rotonda enfila hacia Revillagodos (de Revilla Cotos —guijarros—).