27 de abril, 2021

Los Ausines, un pueblo con mucho románico

Enrique del Rivero

Enrique del Rivero 27 de abril, 2021 · 4 minutos

En lo más alto de la peña caliza conocida como El Castillejo, a medio camino entre el Barrio de San Juan y el Barrio de Sopeña, que junto al Barrio de Quintanilla componen la villa de Los Ausines, se localiza la ermita románica de Nuestra Señora del Castillo. De nave única y cabecera rectangular, puede fecharse entre finales del siglo XII y primeros lustros de la siguiente centuria. También las iglesias de San Miguel y Santa Eulalia conservan interesantes elementos románicos.

Nuestra Señora del Castillo

La ermita de Nuestra Señora del Castillo hace honor a su nombre y se alza en lo que fue un recinto fortificado prehistórico, romano y altomedieval. Este estratégico emplazamiento defensivo se alza en lo alto de un llamativo peñasco calizo que, por su vertiente más escarpada, está perfilado por el río de Los Ausines. Por el lugar pasan el señalizado Camino de San Olav y el Camino del Cid.

Sencilla traza

La ermita se asienta sobre una abierta e inclinada planicie desde la que se divisa un extenso panorama paisajístico. De sencilla traza arquitectónica, en su fábrica se alterna el empleo del sillarejo y la sillería. Al exterior destaca una portada sin tímpano, tres arquivoltas ligeramente apuntadas y guardapolvo.

Decoración de la portada

Su repertorio decorativo es variado con billetes, roleos, tallos estilizados, zigzag y círculos con flores. En sus cuatro capiteles aparecen esculpidos finos motivos vegetales, aves fantásticas y cuadrúpedos enfrentados. También es variada la iconografía representada en los canecillos que sustentan el tejado del templo.

Interior de la ermita

En el interior de la ermita, cubierta en algunos tramos con bóveda de cañón, llaman la atención los expresivos cuadrúpedos y las grotescas cabezas humanas y de animales que aparecen esculpidos en las ménsulas que sostienen una decorativa imposta con triple hilera de billetes. Así mismo, en uno de los capiteles del arco triunfal sobresalen dos curiosas escenas en las que sendos mediadores impiden el enfrentamiento entre distintos guerreros a caballo.

Pila bautismal de Santa Eulalia

Además de la ermita del Barrio de San Juan, los templos parroquiales de los otros dos barrios de Los Ausines guardan también algún elemento románico de finales del siglo XII o principios de la siguiente centuria. En la iglesia de Santa Eulalia del Barrio de Quintanilla, se conserva una talla en madera de la Virgen con el Niño y una pila bautismal adaptada a la inmersión y decorada por catorce arcos rebajados que recorren su gran copa troncocónica.
Foto: ©Fundación Santa María la Real

Iglesia de San Miguel

Más consistentes son los restos románicos de la iglesia de San Miguel del Barrio de Sopeña, que se centran en la portada y en una pila bautismal. La primera es de buena factura, se organiza con dos marcadas arquivoltas y destaca por su cuidada y prolífica ornamentación escultórica. Mientras la arquivolta interior luce un marcado zigzag, la exterior aparece historiada con las figuras de veinte personajes dispuestos de forma radial. En el repertorio iconográfico de los capiteles de la portada destacan los cuatro personajes esculpidos en el capitel exterior a la derecha del espectador.

Pila bautismal de San Miguel

La pila bautismal de la iglesia de San Miguel tiene forma de copa troncocónica que descansa sobe un macizo pedestal. Su superficie está decorada por arcos de medio punto sobre columnas con capiteles y fustes profusamente decorados por motivos vegetales. Fechada en la segunda mitad del siglo XII el borde se decora con una cenefa de roleos con hojas y brotes.
Foto: ©Fundación Santa María la Real

Cómo llegar

Una vez en Los Ausines —se llega desde Burgos por Carcedo o Cardeñadijo— y para acercarse hasta la ermita de Nuestra Señora del Castillo hay que localizar un sendero que arranca desde el caserío del Barrio de San Juan. Si no se quiere subir caminando se debe tomar una pista de tierra que se localiza a la derecha de la carretera —tras recorrer dos kilómetros— que desde el Barrio de Quintanilla se dirige hacia Modúbar de San Cibrián.