4 de febrero, 2022

Monasterio de Palacios de Benaver

Enrique del Rivero

Enrique del Rivero 4 de febrero, 2022 · 4 minutos

Palacios de Benaver es un pequeño pueblo burgalés que se alza en el angosto valle donde confluyen los arroyos que forman la cabecera del río Ruyales. En este fértil rincón, bien protegido de las inclemencias de los páramos, también encontró refugio el monasterio de monjas benedictinas de San Salvador. Si hacemos caso a una leyenda que narra el martirio de 300 de sus monjas en el año 836 puede que estemos ante uno de los más antiguos de Castilla.

El pueblo de Ben Aber

En la actualidad el emplazamiento de Palacios de Benaver pasa desapercibido y está a salvo de cualquier mirada indiscreta, pero en la época romana fue todo lo contrario ya que a menos de un kilómetro al norte del lugar donde se ubica el convento de San Salvador pasaba una de las más importantes vías de comunicación de Hispania: la Vía Aquitana. Con toda probabilidad la cercanía a la calzada y las favorables condiciones del paraje fueron las que impulsaron a un mozárabe llamado Ben Aber a fundar el pueblo en plena repoblación altomedieval.

Antiguo convento castellano

El convento de San Salvador se localiza en uno de los extremos del pueblo, un poco alejado del núcleo urbano. La fecha de su fundación se pierde en los primeros siglos medievales y algunos historiadores le consideran como uno de los más primitivos cenobios de Castilla. Lo que sí que está documentado es su dependencia del obispado de Burgos desde el año 1243 y que sus principales benefactores fueron los miembros de la poderosa familia de los Manrique de Lara.

El martirio de las 300 monjas

El motivo por el que algunos historiadores consideran el monasterio de Palacios de Benaver como uno de los más antiguos de Castilla está en la leyenda que narra la extrema reacción que tuvieron sus monjas benedictinas ante una sorpresiva aceifa musulmana: se cortaron la nariz para desfigurarse el rostro y evitar así su violación. El suceso queda plasmado en una pintura mural de época barroca que cubre parte del presbiterio de la iglesia y que narra el martirio de sus 300 monjas, acaecido el 7 de agosto de 836, a manos de los moros al mando del tirano caudillo Zefa.

Pequeña iglesia gótica

Entre todos los edificios del monasterio sobresale la iglesia que es de estilo gótico. Tiene dos ábsides —el más pequeño conserva aún trazas románicas— y una portada ojival con arquivoltas adornadas con baquetones. El interior se cubre con bóvedas de crucería y culmina con una cabecera adornada por un apretado retablo barroco.

Imponente Cristo románico

El monasterio atesora distintas piezas escultóricas, entre las que destaca un valioso Cristo de estilo románico. Fechado a finales del siglo XII es una talla de madera policromada de casi tres metros de altura y muy bien conservada. Representa a Cristo sujeto a la cruz con cuatro clavos y sin corona de espinas. De rostro con serena expresión y brazos extendidos, su torso muestra una anatomía rígida y esquemática. El paño de pureza, por debajo de la cintura y con forma de banda con surcos rematados en cascada, llega justo hasta las rodillas. Con rígidas piernas, los pies en los que se precian las uñas están clavados y se apoyan en el supedaneum.

Sepulcro de los Manrique de Lara

El absidiolo con trazas románicas de la cabecera es en realidad la capilla funeraria de la familia de los Manrique de Lara. El sepulcro de Garci Fernández Manrique, Teresa de Zúñiga y su primogénito Pedro Fernández de Manrique, restauradores del convento a finales del siglo XIII, ocupa prácticamente toda su superficie. Sus llamativas estatuas yacentes de estilo gótico, talladas en oscura madera de nogal, datan de comienzos del siglo XIV.

Poderoso monasterio

A partir del siglo XV el monasterio incrementó su poder de tal manera que se puede hablar de un auténtico señorío feudal: “La jurisdicción permitía a la abadesa elegir y nombrar alcaldes en Palacios, Valcárcel y Montorio, pudiendo romper su clausura para ir a visitar las tierras, pedir cuentas y sancionar patrimonios. Era también juez inapelable salvo ante el Rey y dirimía pleitos y contiendas de sus vasallos”.

Original fachada enrejada

En el compás del monasterio, al que se accede por un sencillo arco, se alza una monumental fachada, construida con buenos sillares de caliza en el siglo XVII. Presidida por una puerta de estilo clasicista, las dos plantas superiores están adornadas por las artísticas rejas metálicas que protegen las ventanas de cada una de las celdas de las monjas.

Cómo llegar

Emplazado a media hora de Burgos por la A-231, Autovía de León, el mejor acceso al monasterio de San Salvador de Palacios de Benaver es tomando la salida de Villanueva de Argaño. La iglesia del monasterio de San Salvador está abierta a las visitas. Las monjas venden unas ricas pastas y regentan una hospedería en la se admiten hombres y mujeres.

Más información: benedictinaspalacios.com